Les dejamos un artículo que habla sobre varias problemáticas que se relacionan con los temas de la primera mitad de cursada. Ojalá les sirva como disparador de nuevas reflexiones y articulaciones.
El secundario, lleno de tropiezos
POR CRISTINA V. DE PALACIOS PSICOPEDAGOGA*
Se multiplican las consultas por problemas de aprendizaje en los jóvenes y por reorientaciones vocacionales. Hay que revisar las formas de enseñar y aprender, los vínculos con pares y mayores, y el ejercicio de autoridad de los adultos.
28/02/12
En la actualidad, las consultas por problemas de aprendizaje se han multiplicado y lo que se observa con alarmante frecuencia es que los jóvenes de hoy no disponen de las estructuras necesarias para poder aprender lo que se les pide en la escuela secundaria. Terminan ese ciclo, pero con muchas dificultades.
Cada vez más, consultan por reorientaciones vocacionales y laborales, comienzos fallidos, estudios iniciados y abandonados.
Parecería que esto tiene que ver con la forma de enseñar y aprender , más que con las características de los adolescentes: inmaduros, aunque la inmadurez sea un elemento esencial de la adolescencia.
En muchos adolescentes, la capacidad de usar el pensamiento pareciera estar reducida a una mera capacitación superficial más que a un verdadero aprendizaje.
Los vínculos, tanto los familiares como los escolares, colaboran decididamente en la generación de los procesos mentales . Esos vínculos anudan una relación que puede ser simétrica (unos y otros en fases de desarrollo similares, como se da entre amigos de la misma edad o entre hermanos) o asimétrica (uno de los dos está en una etapa de mayor madurez afectiva y mental, como padres e hijos, abuelos y nietos, docentes y alumnos). Pero, para que el vínculo funcione, es necesario que ambos estén interesados en el otro.
La otra característica fundamental es que la figura del adulto debe ostentar el lugar de la autoridad (no del autoritarismo) y ser reconocido como tal por el adolescente, aceptando que lo va a escuchar, lo va a ayudar, lo va a acompañar, lo va a guiar, lo va a motivar, le va a facilitar el camino; en suma, lo va a educar.
Nada es tan sencillo.
Muchos adultos piensan y sienten como adolescentes, más allá de su edad, y tratan de aprender la “sabiduría” de los adolescentes, adhiriendo a quienes proponen a los jóvenes como modelo social. Y así, los adolescentes dejan de tener quién los contenga.
Quizás sea el tiempo de plantearse el tema del “sentido” de la escolaridad secundaria.
La escuela ya no cumple con las funciones que satisfacía años atrás y los adolescentes fallan en competencias básicas (lectura, comprensión de textos, cálculo) que les permitan avanzar en la educación formal.
Es imprescindible seleccionar los contenidos de acuerdo con la importancia que tengan para su desarrollo y la capacidad del adolescente, motivándolos a aprender lo que desconocen.
¿Qué les interesa a los adolescentes? Pasan de seis a siete horas con los medios de comunicación (celulares, PC, TV, radio, mensajes, redes, etc.), a veces en forma simultánea.
Se expresan a través de esas tecnologías, con nuevos símbolos, integrando elementos visuales y sonoros.
Los temas de conversación surgen de dichos medios con superficialidad, en forma inconexa y discontinua, fragmentada, simplificada y/o espectacular.
Emplean un vocabulario limitado.
Han aprendido a leer pero no aprenden leyendo . Esta etapa es fundamental para la comprensión lectora por las consecuencias que acarrea.
Si no tienen éxito en lo que emprenden, la insatisfacción constante deriva a veces en diversas adicciones. Poseen escasa tolerancia al error y a la corrección, sin entender que de ella también se aprende. Se esfuerzan cuando se los reconoce y estimula.
A los jóvenes se les exige racionalidad pero no se los prepara para ella ni se les brinda el entorno adecuado. Por eso, la tarea de los educadores es motivarlos para ordenar sus percepciones frente a la inmensa cantidad de estímulos y entender qué es lo esencial para lo que se proponen.
Hay que ayudarlos para que sistematicen, analicen, imaginen, deduzcan, infieran, expongan, comprendan los argumentos del otro, elaboren.
Los adolescentes cuestionan el “saber” de los que enseñan.
El gran desafío es, precisamente, utilizar la información que manejan , reconociendo el valor que tiene para ellos, pero contraargumentando con solidez.
Los educadores deberíamos reconocer los cambios en los procesos de enseñanza- aprendizaje sin nostalgias, pero sin olvidar que enseñar se une a la cultura del pasado y del futuro.
El gran problema a solucionar es que si no se da el encuentro con los adolescentes, ellos quedan en soledad aunque se presenten con la ilusión de ser independientes, libres y autónomos.
* Secretaria Científica de la Sociedad Argentina de Psicología Médica del Matrimonio y la Familia, Asociación Médica Argentina.
Fuente: http://www.clarin.com/opinion/secundario-lleno-tropiezos_0_654534610.html
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