Auge de las teorías cognitivas: Estrategias para lograr resultados eficientes - "Preguntas para pensar" y "Cerebros con patas"
A propósito de los temas a abordar en los próximos encuentros, les dejamos algunos materiales que ponen de manifiesto algunas premisas actuales que se vinculan a las teorías cognitivas.
Siguiendo esta tendencia, les acercamos también una nota acerca de la importancia de las neurociencias para entender cómo aprendemos:
Diego Golombek: “Somos un cerebro con patas”
De visita en Neuquén, presentó, junto a Nora Bär, “Neurociencias para presidentes”, en el marco de la Feria Internacional del Libro. Antes, se entrevistó con “Río Negro” para hablar de la obra en cuestión y explicar en qué consisten las neurociencias.
Siguiendo esta tendencia, les acercamos también una nota acerca de la importancia de las neurociencias para entender cómo aprendemos:
Información General
La neurociencia: el camino para aprender a aprehender el conocimiento
11/06/15 |La semana pasada en el Instituto Villa Malvina se dio una interesante charla sobre neurociencia a cargo de las neuropsicoeducadoras, Liliana Waipan y Mabel Limongelli. “Enseñar sin saber cómo funciona el cerebro es como querer diseñar un guante sin haber visto una mano”, manifestaron.

Saber cómo funciona el cerebro para sacarle el máximo provecho en el aula es lo que las neuropsicoeducadoras, Liliana Waipan y Mabel Limongelli intentaron transmitir en el curso que se desarrolló el jueves pasado en el Instituto Villa Malvina, orientado a docentes de educación media, mediante su proyecto académico “Cerebrones”.
Al ser consultada por si el concepto de la neurociencia se implementa como política en educación pública, Waipan consideró que: “Lo que está ocurriendo es que nosotros estamos junto a muchos cambios que vienen desde la década de los 90, que se denominó la década del cerebro. Recién ahora hay profesorados que están incluyendo la neurociencia dentro de la formación de los alumnos, pero siempre desde un punto de vista biológico integral que propone la neurociencia que es el aprender cómo aprende el cerebro”.
En este sentido dijo que: “Nosotros partimos de la base que uno no puede enseñar, ni hablar del cerebro si no lo conoce, porque sería como enseñar a utilizar un guante sin haber visto nunca una mano. Los psicólogos, los siquiatras y los educadores somos los que tenemos más cerebros en formación en nuestras manos entonces la idea es incorporar todo lo que tiene que ver con la neurociencia a los programas educativos”.
Mabel Limongelli destacó que: “Desde la neurociencia tenemos que aprender a trabajar más desde nosotros mismos, desde hacer aulas que cumplan con los requisitos de cómo el cerebro de una persona aprende, qué pasa con nuestras emociones, qué sucede con las inteligencias múltiples que tenemos, cómo llevarlas a la práctica, qué poder hacer en una clase para que ésta sea con un aprendizaje significativo, donde se pueda aprender del error, donde cada uno pueda dar lo mejor de sí. Eso es lo que realmente estamos apuntando nosotros desde la educación.
Hay cosas que van más allá, la neurociencia apunta a todas las áreas, pero desde la educación lo vemos desde el punto de vista positivo de conocernos a nosotros mismos y de poder ser mejores personas. Utilizamos una pequeña parte de nuestra capacidad cerebral, quiere decir que la neurociencia está todo por descubrirse aún”.
En cuanto a la capacidad que utilizamos de nuestro cerebro, Mabel consideró que: “Eso está en discusión. Lo que sí sabemos es que nuestro cerebro los lóbulos prefrontales su descubrimiento es muy joven todavía. La teoría de Paul MacLean, dice que tenemos tres cerebros en uno. Nuestros cerebros más primitivos están más formados, nuestro neocórtex todavía necesita trabajar mucho más para ser más éticos, para que los valores humanos sean más significativos y llevar al ser humano a la trascendencia”.
Al ser consultado si la asimilación de la cultura y la educación contribuyen a la no violencia en el hombre, Limongelli manifestó que: “La violencia está en nuestro ADN y tenemos que trabajar mucho porque las reacciones más primitivas son las más rápidas y son las que están más grabadas en nuestro cerebro, por eso la apuesta de la educación es poder trabajar mucho más con todo esto para ser personas más humanas”.
En esta línea Limongelli, dejó en claro que: “Este es el objetivo que nosotros tenemos en lo que llamamos cerebrones, uno aprende neurociencia para ser mejores personas, porque en realidad en la vida cotidiana nos salen más los animalitos que llevamos dentro, la violencia y la fuerza que el discurso prosobrevivencia. Sin embargo cuando escanean al cerebro lo que da más placer no es el sexo o la comida sino es ayudar a otros y es lo que nos hizo fuerte como especie y es eso lo que debemos trabajar para ser mejores personas y evitar la violencia”.
Limongelli y Waipan, manifestaron su inquietud por cómo se da la transmisión del conocimiento en el aula y muchos aspectos deben ser revisados.
“Tenemos que emplear el cuerpo, la emoción, el baile, la música, el sueño, el color y por supuesto el contenido, pero todo eso es un combo muy grande que tenemos que llevar a la práctica. Tenemos que usar mucho el movimiento lo kinestésico, todos nuestros sentidos y los aportes posibles para salir adelante”.
En los institutos de formación docente está la neurociencia como un método de transmisión de conocimiento.
Está comenzando a implementarse en algunos institutos de formación docente. En esos espacios especiales que organizan para cada grupo docente nos invitan para dar charlas, como sucedió en este curso donde había mucha gente que forma docentes, que es la que está más ávida de acceder a estos conocimientos”, dijo Limongelli.
Al ser consultada por si el concepto de la neurociencia se implementa como política en educación pública, Waipan consideró que: “Lo que está ocurriendo es que nosotros estamos junto a muchos cambios que vienen desde la década de los 90, que se denominó la década del cerebro. Recién ahora hay profesorados que están incluyendo la neurociencia dentro de la formación de los alumnos, pero siempre desde un punto de vista biológico integral que propone la neurociencia que es el aprender cómo aprende el cerebro”.
En este sentido dijo que: “Nosotros partimos de la base que uno no puede enseñar, ni hablar del cerebro si no lo conoce, porque sería como enseñar a utilizar un guante sin haber visto nunca una mano. Los psicólogos, los siquiatras y los educadores somos los que tenemos más cerebros en formación en nuestras manos entonces la idea es incorporar todo lo que tiene que ver con la neurociencia a los programas educativos”.
Mabel Limongelli destacó que: “Desde la neurociencia tenemos que aprender a trabajar más desde nosotros mismos, desde hacer aulas que cumplan con los requisitos de cómo el cerebro de una persona aprende, qué pasa con nuestras emociones, qué sucede con las inteligencias múltiples que tenemos, cómo llevarlas a la práctica, qué poder hacer en una clase para que ésta sea con un aprendizaje significativo, donde se pueda aprender del error, donde cada uno pueda dar lo mejor de sí. Eso es lo que realmente estamos apuntando nosotros desde la educación.
Hay cosas que van más allá, la neurociencia apunta a todas las áreas, pero desde la educación lo vemos desde el punto de vista positivo de conocernos a nosotros mismos y de poder ser mejores personas. Utilizamos una pequeña parte de nuestra capacidad cerebral, quiere decir que la neurociencia está todo por descubrirse aún”.
En cuanto a la capacidad que utilizamos de nuestro cerebro, Mabel consideró que: “Eso está en discusión. Lo que sí sabemos es que nuestro cerebro los lóbulos prefrontales su descubrimiento es muy joven todavía. La teoría de Paul MacLean, dice que tenemos tres cerebros en uno. Nuestros cerebros más primitivos están más formados, nuestro neocórtex todavía necesita trabajar mucho más para ser más éticos, para que los valores humanos sean más significativos y llevar al ser humano a la trascendencia”.
Al ser consultado si la asimilación de la cultura y la educación contribuyen a la no violencia en el hombre, Limongelli manifestó que: “La violencia está en nuestro ADN y tenemos que trabajar mucho porque las reacciones más primitivas son las más rápidas y son las que están más grabadas en nuestro cerebro, por eso la apuesta de la educación es poder trabajar mucho más con todo esto para ser personas más humanas”.
En esta línea Limongelli, dejó en claro que: “Este es el objetivo que nosotros tenemos en lo que llamamos cerebrones, uno aprende neurociencia para ser mejores personas, porque en realidad en la vida cotidiana nos salen más los animalitos que llevamos dentro, la violencia y la fuerza que el discurso prosobrevivencia. Sin embargo cuando escanean al cerebro lo que da más placer no es el sexo o la comida sino es ayudar a otros y es lo que nos hizo fuerte como especie y es eso lo que debemos trabajar para ser mejores personas y evitar la violencia”.
Limongelli y Waipan, manifestaron su inquietud por cómo se da la transmisión del conocimiento en el aula y muchos aspectos deben ser revisados.
“Tenemos que emplear el cuerpo, la emoción, el baile, la música, el sueño, el color y por supuesto el contenido, pero todo eso es un combo muy grande que tenemos que llevar a la práctica. Tenemos que usar mucho el movimiento lo kinestésico, todos nuestros sentidos y los aportes posibles para salir adelante”.
En los institutos de formación docente está la neurociencia como un método de transmisión de conocimiento.
Está comenzando a implementarse en algunos institutos de formación docente. En esos espacios especiales que organizan para cada grupo docente nos invitan para dar charlas, como sucedió en este curso donde había mucha gente que forma docentes, que es la que está más ávida de acceder a estos conocimientos”, dijo Limongelli.
Fuente: http://www.diarioelargentino.com.ar/noticias/151671/La-neurociencia-el-camino-para-aprender-a-aprehender-el-conocimiento
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